Xura es un misterio envuelto en calidez. Su extraña máscara, su acento desconocido y su exótico atuendo sugieren orígenes mucho más allá de los confines conocidos de la tundra. Y, sin embargo, Xura nunca confirma su origen, esquivando cada pregunta con una risa alegre, un proverbio críptico o un remedio herbal que parece resolver más problemas que respuestas.
A pesar de sus peculiares modales y su curioso comportamiento, Xura es recibido con los brazos abiertos por los supervivientes dondequiera que va. Su sincera amabilidad, sumada a sus milagrosos conocimientos curativos, le ha granjeado el respeto de los escépticos y la gratitud de los desesperados. Los médicos de la ciudad se preguntan por sus brebajes a base de plantas, que a menudo superan a los tratamientos modernos en rapidez y eficacia.
Las hierbas que lleva no crecen en la tundra, y muchas ni siquiera han sido documentadas, lo que alimenta los rumores de que Xura proviene de una tierra oculta que no fue tocada por el Gran Frío. Aún más extraño es su misterioso vínculo con los animales y su intrépida costumbre de probar plantas desconocidas en sí mismo para comprender sus propiedades medicinales.
Investigadores de la Alianza del Amanecer han vinculado los símbolos y las notas del diario de Xura con una tribu perdida hace mucho tiempo conocida como los "Rompevientos". Textos antiguos describen a los Rompevientos como sanadores espirituales y guardianes de la naturaleza, que buscaron refugio en santuarios subterráneos construidos alrededor del mítico "Gran Árbol" antes de que el mundo se congelara.
Los pocos registros supervivientes sugieren que los Rompevientos desaparecieron hace mucho tiempo. Pero la llegada de Xura —su máscara, sus rituales, su diario— ha reavivado la esperanza de que la tribu perdure. Muchos creen ahora que es uno de sus últimos aprendices, enviado en una misión desesperada para encontrar la salvación para su pueblo.
Según la leyenda de los Rompevientos, la vitalidad del Gran Árbol se está desvaneciendo. Antaño el corazón de su santuario, su calor ya no basta para sustentarlos bajo tierra. Solo un legendario Cristal de Fuego posee el poder de revivirlo, y solo alguien con devoción espiritual y valentía terrenal puede recuperarlo.
Ese alguien es Xura. Aunque de voz suave y siempre sonriente, lleva una pesada carga. Con solo sus instintos, sabiduría ancestral y un paquete lleno de hierbas, vaga por el gélido mundo en busca del Cristal de Fuego que podría devolver la vida a su pueblo. Sanador por naturaleza, buscador por destino: el viaje de Xura acaba de comenzar.