Historia

“¿A quién le importa si el mundo se congela? ¡Al menos nuestros comensales pueden alcanzar el cielo!” —ese es el espíritu de Patrick, el otrora aclamado Masterchef del Castillo del Fuego Solar. Patrick siempre ha creído que la comida tiene el poder de elevar el alma, especialmente en tiempos de desesperación. Con una vida dedicada a la maestría culinaria, ha deleitado a nobles, presidentes y plebeyos por igual, ganándose la reputación de ser uno de los mejores chefs del mundo.

Pero la caída de la Familia Real de Solaris destrozó el mundo que Patrick conocía. Las opulentas cocinas del Castillo Fuego Solar quedaron reducidas a recuerdos, y el acceso a la despensa real desapareció de la noche a la mañana. Obligado a adaptarse a la escasez de las Ciudades heladas, Patrick se vio obligado a buscar ingredientes y reinventar recetas sobre la marcha. Aun así, muchos aún afirman que su comida captura la elegancia y el ingenio del viejo mundo: un verdadero artista culinario que sobrevivió al apocalipsis con el sabor intacto.

Sin embargo, el valor de Patrick va más allá de la cocina. En un mundo donde la comida escasea y los refugios son saqueados, incluso los chefs deben aprender a luchar. Para sorpresa de muchos, Patrick demostró ser un combatiente capaz, no solo por su profundo conocimiento de los cuchillos, sino por la fuerza y los reflejos adquiridos durante décadas en una cocina bajo presión. Su instinto de batalla, agudizado por años de intuición tras los fogones, le ha ayudado a defender la comida y a sus amigos en más de una ocasión.

Claro que no todos los platos son un éxito, sobre todo en las ciudades, donde los ingredientes poco convencionales y la improvisación para sobrevivir son la norma. La inventiva de Patrick a veces se mueve en la delgada línea entre la genialidad y la catástrofe. Sus experimentos culinarios han sorprendido en ocasiones a más que el paladar, y quienes conocen su cocina (como Bahiti) han aprendido a abordar las nuevas creaciones con igual entusiasmo y cautela.

Uno de los momentos más decisivos de Patrick se produjo tras la caída del Castillo Fuego Solar, cuando él y un grupo de funcionarios quedaron varados durante una brutal tormenta de nieve. Atrapados en un refugio improvisado con provisiones y moral menguantes, Patrick animó al grupo con lo que creía que podría ser su última comida. Lo dio todo en esa cena: no solo sabor, sino también calidez, recuerdos y esperanza. El resultado no fue solo alimento; fue un momento de humanidad en un mundo helado.

Milagrosamente, la tormenta pasó y el grupo sobrevivió, llegando a salvo al día siguiente. Pero para Patrick, no fue su escape lo que dejó la huella más profunda, sino el acto de brindar consuelo cuando todo parecía perdido. Esa comida, preparada con amor al borde de la desesperación, se convirtió en el momento de mayor orgullo de su carrera. Para Patrick, cocinar nunca se ha tratado solo de sabor. Se trata de unir a las personas, recordarles quiénes son... y que la vida, incluso en los momentos más fríos, aún se puede saborear.