Norah se erige como una de las comandantes de élite en el campo de batalla de la Alianza del Amanecer, conocida por sus ataques ultrarrápidos, su brillantez táctica y su férrea determinación. Lidera una brigada mecanizada ligera en territorio enemigo como una flecha disparada por un arco, realizando incursiones, rescates y reconocimientos cruciales. Su maestría en la sincronización y su capacidad para tomar decisiones bajo presión la convierten en una pesadilla para cualquier oficial de Faetón que tenga la mala suerte de enfrentarse a ella.
Mientras otros debaten y calculan, Norah actúa. Su inquebrantable calma bajo presión y su implacable eficiencia inspiran incluso a quienes enfrentan adversidades inimaginables. Nunca ha buscado la gloria, solo proteger lo que ama. Para Norah, esa misión siempre ha sido personal.
De niña, Norah presenció la caída del laboratorio de su padre cuando las fuerzas de Faetón avanzaron. A pesar de ser apenas una niña, escapó con su hermana pequeña Gwen en brazos, huyendo hacia el frío a bordo de un trineo a vapor, con las últimas palabras de su padre grabadas en su memoria. El humo que se alzaba tras ella ese día se convirtió en una promesa: jamás permitiría que sus seres queridos volvieran a caer víctimas de la tiranía.
Criada en la Alianza del Amanecer y curtida por la batalla, Norah se convirtió en una punta de lanza contra la expansión de Faetón. Aunque atormentada por la pérdida, nunca permitió que el dolor nublara su juicio. Y aunque su vínculo con Gwen sigue siendo fuerte, Norah ha aprendido a dejar que su hermana siga su propio camino, incluso cuando este la lleve a inventos e ideales que Norah no puede comprender del todo.
En el campo de batalla, Norah predica con el ejemplo. Pocos pueden igualar su velocidad, precisión y concentración inquebrantable. Sus enemigos temen su nombre. Sus aliados lo siguen. Y mientras tenga aliento en los pulmones, Norah seguirá atacando primero, y con garra, por la Alianza del Amanecer y el recuerdo de todo lo que perdió.