Magnus es uno de los pocos aventureros que puede jactarse, sin dudarlo, de que una vez domó a la indomable Bestia del Abismo con sus propias manos, sobrevivió a una avalancha armado solo con tres calcetines y una cuchara, y él solo hizo retroceder a una legión entera con nada más que una pistola y una sonrisa.
O al menos, eso es lo que afirma en su popularísima serie autobiográfica, "Las aventuras de Magnus el Magnífico", que se dice está "basada en hechos reales". Que esos hechos sucedieran exactamente como se cuentan es... una interpretación abierta. Aun así, para innumerables niños de la Tundra, Magnus es más una leyenda que un ser humano.
Aun así, su compañero explorador Bahiti una vez llamó irónicamente a Magnus "99% idiota" y lo describió como un aventurero común y corriente con un don sobrehumano para la autopromoción. Su rivalidad es infame, salpicada de debates dramáticos, pullas sarcásticas y al menos una ocasión en la que se salvaron la vida mutuamente durante una emboscada en unas ruinas derruidas. Lamentablemente, su frágil alianza no sobrevivió al regreso de Magnus a las afirmaciones descabelladas y a la "conspiración del escepticismo" de Bahiti.
La ambición incansable de Magnus se remonta a sus padres, personas comunes con sueños extraordinarios. Creían descender de una noble estirpe de exploradores legendarios y criaron a Magnus para que creyera lo mismo. En lugar de rehuir este legado, Magnus se adentró en él con un toque teatral, inspirándose en los héroes audaces de antaño.
Hay que reconocer que Magnus no es solo palabrería. Entrena incansablemente, se lanza de cabeza al peligro y tiene las cicatrices —y el ego— para demostrarlo. Sus historias fantásticas, sean ciertas o no, han inspirado a innumerables aspirantes a aventureros por la Tundra, e incluso sus críticos más duros lo admiten: este hombre sabe cómo sobrevivir.
Su extenso y colorido árbol genealógico incluye a un famoso antepasado que supuestamente circunnavegó los siete mares, descubrió reliquias antiguas y exploró casi todos los rincones del mundo conocido, excepto uno. Magnus se ha propuesto como misión personal completar ese sueño inacabado.
Y así, ha declarado públicamente que plantará el escudo de armas de su familia en el mismísimo borde del planeta, cumpliendo así lo que él llama su "derecho ancestral de nacimiento". Al diablo con las teorías de la Tierra Plana: Magnus ha jurado ir adonde el destino (y sus fans) lo lleven, incluso si eso significa desaparecer del mapa.
¿Fanfarrón o pionero? ¿Charlatán o héroe? A Magnus le da igual. Para él, la historia recuerda a los valientes, y si tiene que escribirla él mismo, que así sea.