Historia

Jessie es más que una inventora brillante: es un faro de esperanza en un mundo paralizado por la desesperación. Conocida por su contagioso optimismo y extraordinario ingenio, Jessie ha dedicado su vida a mejorar la vida de los demás. Ya sea a través de maravillas de la ingeniería o con una simple sonrisa alentadora, anima y reconstruye lo que una vez parecía perdido.

Como una de las mejores maquinistas de su tiempo, las creaciones de Jessie han revolucionado la supervivencia en la era post-Chill. Desde calentadores de ducha compactos y motosierras a vapor hasta cintas transportadoras automáticas para hierro y carbón, sus inventos han traído comodidad, productividad y seguridad a innumerables ciudades. E incluso cuando está creando juguetes y baratijas para niños, su filosofía sigue siendo la misma: «Deberíamos seguir divirtiéndonos incluso en el fin del mundo».

Pero Jessie está lejos de estar indefensa. Cuando el peligro amenaza a quienes le importan, se transforma de una amable ingeniera en una feroz protectora. Su rapidez mental y su nuevo armamento la ayudaron a repeler un violento asalto de bandidos, lo que le valió el apodo de "la ametralladora maquinista". Sus compañeros defensores observaban con asombro cómo Jessie se mantenía firme bajo fuego enemigo, empuñando un rifle pesado con una determinación inquebrantable.

Sin embargo, tras su sonrisa inagotable se esconde una historia más profunda. La alegría de Jessie enmascara el trauma que arrastra de su pasado. Aunque rara vez habla de ello, los recuerdos afloran en momentos de tranquilidad, recordatorios de todo lo que ha perdido. Su optimismo es a la vez una luz para los demás y un escudo para ella misma.

Jessie nació y creció en Arcadia, antaño la joya de la corona entre las ciudades: un paraíso tecnológico liderado por ingenieros que creían en el orden, la planificación y el poder del progreso humano. Su hogar era un remanso de innovación, construido para resistir los inviernos más duros mediante una estrategia calculada y una previsión científica. Pero años de paz los hicieron vulnerables a la guerra.

Cuando los invasores atacaron con precisión mortal, Arcadia cayó en una sola noche. Jessie y un puñado de supervivientes huyeron, viendo todo lo que conocían reducido a cenizas. La pérdida la transformó. Donde antes solo soñaba con comodidad y progreso, ahora comprende que la supervivencia exige fuerza, y la paz debe defenderse con la misma fiereza con la que se construye.

Desde entonces, Jessie ha recorrido un nuevo camino: uno donde la invención se une a la determinación. Sigue construyendo máquinas que alivian el sufrimiento y despiertan alegría, pero ya no es ingenua ante los peligros del mundo. Puede que el fuego de Arcadia se haya extinguido, pero aún alimenta su misión: crear un mundo mejor, sin importar cuánto tiempo lleve ni cuánto tenga que luchar por él.